30 de
octubre de 2018
En la
vida estresante de hoy en día, tanto
hombres como mujeres pueden sufrir
ansiedad o también conocido como el estrés. Las causas de esta ansiedad pueden ser diversas: cuando se enfrentan
a circunstancias difíciles en la vida personal o profesional, cambios hormonales,
las finanzas, la pérdida de empleo, relaciones de pareja disfuncionales, la vida
sedentaria, el consumo excesivo de té,
café, alcohol o droga, la sensibilidad a alimentos como el trigo o el azúcar, también podrían ser
los desequilibrios de neurotransmisores que el cerebro libera, como la
serotonina y el Gaba.
Hans Selye, científico canadiense
en el 1926, definió el concepto de estrés como la capacidad de adaptación que
tenga el individuo a enfrentar los estresores. Los estresores son causas de
estrés y pueden ser biológicos: como enfermedades, otros psicológicos, como depresión y sociales
como perdida de un empleo. Se ha observado que existe un estrés positivo y un estrés negativo. El
estrés positivo es una respuesta normal
en la vida, ante situaciones
estresantes, es de corta duración que motiva y ayuda ser más productivo. Sin
embargo el estrés negativo es una respuesta dañina mantenida, de larga
duración,’ produciendo una ansiedad
manifestándose en enfermedades físicas y mentales. Por ejemplo:
el insomnio vespertino, hipertensión, gastritis, ulceras estomacales y otras.
La ansiedad entonces se define como el estado de inquietud o de zozobra; se experimenta la sensación subjetiva de
malestar y de opresión y el sentimiento de un peligro, para la persona desconocido, frente al cual
se siente inseguro y amenazado. Se acompaña de síntomas físicos: dolor abdominal, diarrea, mareo, resequedad de boca
y garganta, dolor de cabeza, tensión muscular, respiración rápida,
frecuencia cardiaca aumentada, sudoración, temblores, irritabilidad, problemas
sexuales, insomnio y pesadillas. Los síntomas psicológicos pueden desarrollar
sentimientos negativos, sentir que algo malo va a suceder, una sensación de
muerte inminente que le hace sufrir, sensación de desapego hacia sí mismo y
hacia el mundo, preocupación, tensión, falta de concentración y cambio de personalidad. La irritabilidad
puede llegar a la agresividad, produce grandes frustraciones que se canaliza de
forma violenta o con uso de alcohol y drogas.Si el estrés se
prolonga debe ir a un profesional de la
salud mental, quien indicara el
tratamiento, con psicofármacos
y/o psicoterapia. Hay otras opciones
como: relajación, meditación, actividades recreativas, ejercicios, etc.
Hay personas que manejan su
estrés y canalizan su ansiedad, de forma
proactiva. Hay que nutrirse de actividades positivas y relajantes y siempre
tener presente que:
¡Ante situaciones de estrés, puedo
controlarme!
Dra. Rose Nina, PhD
Psiquiatra
Centro Médico Bellas Artes
Tel.: (809) 686 -0651
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